Investigación del sector Col-70 (1)

9 de Abril de 3303
Hip 1736
Jurisdicción de Atahingar Coop
Espacio profundo.

—Energía a motores.

El ordenador de a bordo no informó de que había cumplido las instrucciones usando su generador de voz; Volgrand había instruido bien a Sira de que no quería escucharla en medio de un combate. En lugar de ello sonó una campanita electrónica indicando que la transferencia de energía se había realizado correctamente. Los escudos brillaron con el impacto del rayo láser enemigo, y dos disparos de plasma gemelos pasaron por encima del Star Dweller fallando por pocos metros.

La desactivación de la asistencia de vuelo se sintió por una súbita sensación de ingravidez, que pronto murió cuando el propio Volgrand hzo girar la nave 180 grados para encarar a su enemigo. La Anaconda pirata apareció frente a él; su pintura roja estaba ahora tiznada de negro allá donde la había dañado, y un enjambre de disparos se dirigía contra él. Solo el lanzador de contramedidas evitaba ser aniquilado en segundos, aquel piloto había resultado ser mucho mejor de lo que esperaba.

Dos bolas de plasma impactaron de lleno contra la Python de Volgrand.


—Escudos desactivados.

—Sira, energía a armamento, ¡ahora!

—Sí, comandante.

Volgrand activó el turbo de la nave y activó los motores de maniobra para superar a la Anaconda por debajo. Esta intentó seguir el movimiento, consiguiendo varios impactos contra el casco del comandante. Varias alarmas sonaron en el interior de la cabina, pero Volgrand las ignoró.


—¡Sira, planta de energía!

—Planta de energía enemiga fijada.

Volgrand dirigió la mirada al distribuidor de energía durante un instante: la sección "armamento" estaba completamente cargada. Encaró el morro de su nave a la Anaconda y abrió fuego: Las dos torretas con lásers de pulsos no habían dejado de disparar en ningún momento... pero ahora añadió la potencia de fuego de tres cañones de pulsos de grado tres y mejorados por ingenieros independientes. Los sensores estimaron la integridad de la planta de energía enemiga: 60%, 45%, 30, 20....

La Anaconda enemiga se quedó inmóvil. Volgrand cesó el ataque y abrió comunicaciones. Las primeras palabras que le llegaron fueron aclaratorias.


—¡Maldita escoria! ¡No sabes bien con quién te has metido!
—Anaconda "Black Widow", aquí el comandante M. Volgrand. Me dispongo a cobrar la recompensa por tu destrucción, evacuad la nave. Tenéis quince segundos.
—¡Muy bien, basura! —respondió la agresiva voz—. Abandonaré mi nave y volveré con toda mi flota, ¡este sistema conocerá el auténtico terror de...!
—Respuesta equivocada —Volgrand cortó comunicaciones—. Sira, fuego a discreción. Que las torretas destruyan cualquier cápsula de escape que salga de la Anaconda.
—Sí, comandante.

Menos de un minuto después, la impresionante explosión de la Anaconda iluminó la cabina de Volgrand. El fuego de las torretas sobre su nave le indicó que Sira estaba siguiendo las instrucciones al pie de la letra. Escoria pirata... Los puertos de armas fueron replegados y fijó su destino para un lugar que tenía etiquetado como "casa": una estación en aquel mismo sistema. No tardó demasiado en llegar a la Coriolis donde una voz bien conocida le recibió.

—Delacy Mike, Victor, Oskar: Bienvenido a Tymofeyevich, comandante, nos alegramos de verle. Prepararemos una bahía de atraque para usted.
—Gracias control, solicito permiso de aterrizaje. Por cierto, misión cumplida, los piratas han sido destruidos.
—Permiso concedido. Póngase en contacto con los servicios de la estación para recoger su pago, comandante.

Diez minutos después, Volgrand se dirigió a su taberna favorita de Tymofeyevich para echarse un cigarro y beber un par de copas -uno de los pocos lugares en aquella estación donde le permitían fumar-. En el hangar los equipos de reparaciones estaban cuidando de la Star Dweller. Le tenía cariño a aquella nave: aunque era la que menos tiempo había tenido en su flotilla personal, aquella Python había sido cuidadosamente pensada para actuar como una escolta para el convoy que fue a Colonia el pasado Diciembre. No era la mejor nave de combate ni de lejos, sin embargo tenía una capacidad de salto nada desdeñable para una python (27 años luz), y sus módulos principales habían sido aligerados para permitirle personalizarla para operaciones a larga distancia.

Aunque carecía de la capacidad de salto de su querida ASP explorer, la Golden Firefly, le ofrecia mayor versatilidad y capacidad de combate que esta.

Mientras se echaba su segundo lingotazo una transmisión del sistema retransmitió las noticias de Galnet.

—Una débil señal de Col 70 ha sido recibida, aparentemente un Mayday. Los servicios de inteligencia federales y militares han confirmado que miles de mensajes encriptados....

Col 70... conocía aquella zona. Las investigaciones de Canonn llevaron a pensar que los Unknown Probes apuntaban a un sistema concreto de aquel sector, ¿cuál era? No podía recordarlo.

—La rescompensa por la comandante Salomé se ha incrementado a 5 millones de créditos. Fuentes militares desaconsejan entablar conversación con ella, aplicando una orden general de "destrucción a primera vista" a nivel galáctico.

A su alrededor varios pilotos empezaron a debatir sobre el tema. Que si era una terrorista, que si los Imperiales lo eran, que si había secretos que guardar, que si los aliens.... Volgrand tenía su propia postura al respecto: Salomé sabía algo. En su tiempo en el Canonn Research Institute, Volgrand defendió la teoría de que los artefactos alienígenas, los Barnacles, las ruinas de los Guardianes y los puestos avanzados en Formidine y otros sitios estaban interconectados. Y si el Imperio estaba tan interesado en matar a Salomé es que algo ocultaban...

Casi quiso reírse de si mismo. Había servido al Imperio durante mucho tiempo. Su rango de "Caballero" era prueba de ello, al igual que la Courier Imperial que guardaba en el hangar. Pero en aquel momento solo deseaba ir a Achenar, pillar a la Emperatriz por el cuello y ponerle una pistola en la sien al grito de "Vamos a decir verdades, zorra". Pero eso sería una estupidez, por supuesto.... aunque soñar es gratis.

Activó el dispositivo holográfico de su muñeca para mandar un mensaje al hangar.

—Equipo de reparaciones, aquí el comandante M. Volgrand. Instalen en la Star Dweller la configuración estándart de rescate a larga distancia.
—Recibido comandante. ¿Acumulador de combustible, hangar de SRV, escáners de descubrimiento y análisis de superficie y transferidor de combustible?
—Correcto. Cambien también una de las torretas por un láser de minería de grado dos. Y quiten los refuerzos estructurales más pesados, apunten a optimizar la distancia de salto.
—Sin problema, comandante Volgrand. Estará listo en veinte minutos.


Media hora después, la Star Dweller, totalmente preparada para una operación a larga distancia, era desplazada a la superficie de la estación Coriolis.

—Control, aquí el comandante M. Volgrand. Me dirijo al sector Col 70 para investigar el Mayday que mencionan en Galnet.
—Recibido comandante. Si encuentra usted información... importante háganoslo saber. Pagaremos generosamente y la distribuiremos al resto de la galaxia.
—Por eso trabajo con vosotros. Permiso de despegue.
—Concedido. Vuele seguro, comandante.

Los ganchos magnéticos fueron desactivados y la Star Dweller trazó su ruta hacia Col. 70. La primera parada a solo 1500 años luz de su posición actual... y desde ahí, a seguir las pistas. Quizá ya habría otros comandantes ahí afuera, buscando la verdad.



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