La oferta de trabajo
Cuando el comandante
entrado en edad inició la conexión directa usando las frecuencias
que le habían dado, el tono de llamada sonó durante unos segundos.
Finalmente un agudo pitido indicó que se estaba estableciendo la
conexión con éxito.
-Buenas noches,
comandante Vol…
-¡¿QUIÉN DEMONIOS
ERES?!
Tras aquella
respuesta un grave sonido, como un rugido metálico, sonó.
-¿Eso es un
Targoide?
-¡¡Sí, es un
interceptor Medusa, ¿qué diantres quieres?!!
-Si es un mal
momento…
-¡¡Habla!!
El anciano hizo una
pausa antes de continuar.
-Comandante le llamo
en representación del Grupo Unificado de Investigación Avanzada, el
GUIA. Somos un grupo hispanohablante de comandantes que busca
investigar científicamente los misterios del universo.
-¡Anda, fíjate,
como los de Canonn! ¿Sabes que soy parte del instituto, verdad?
Ordenador, suelta el dron ¡ahora!
-Sí, lo sabemos.
Queremos invitarle a unirse a…
La charla del
anciano fue interrumpida por un agudo y amenazador chirrido.
-¿Qué ha sido eso?
-¡Nada, a los
Targoides no les gusta que les saquen muestras para estudiar! Sé
científico, dijeron -bromeó Volgrand-. A ver, sigue.
-Queremos pedirle
que se una a nuestros equipos de investigación.
-¡Mira tu,
necesitáis ayuda de un experto, ¿no?! Pues gen…. ¡Ah, mierd…!
A través del
comunicador se escucharon disparos targoide y al ordenador de a bordo
informando, “integridad estructural comprometida”.
-¡Malditos Targones
de las narices! ¡Comed flak, malditos! ¡Y tú, date prisa que estoy
ocupado!
-Ehm… sí. Si se
une usted a nosotros entraría a formar parte de un equipo de
investigación sobre el terreno.
-Vale, ¿queréis
que dirija un equipo? ¡Sin problem…! ¡Ah, ah ah, maldito, boost,
boost!
El anciano escuchó
el sonido de las Defensas de Punto disparando y el impacto de varios
misiles. “Escudos desactivados, daño cáustico detectado”.
-¡La madre que los
parió!
-Comandante
Volgrand, si usted acepta pasará a formar parte de un equipo como
becario.
Hubo un silencio
incrédulo tras esa frase. Bueno, silencio fue un decir: Volgrand
había dejado el comunicador abierto y se oían claramente los
sonidos del combate. Cañones flak disparando sin descanso, defensas
de punto, y el interceptor Medusa rugiendo.
-¡¿Estás de
coña?!
-Comandante,
entienda que…
-¡¿Tienes idea de
con quién estás hablando, jovencito imberbe?!
-Soy bastante más
mayor que usted.
-¡Pues no lo
parece! ¡Llevo años con Canonn, he pasado cientos de horas
escaneando planetas, he investigado las ruinas de los Guardianes, he
ido al otro confín de la galaxia en busca de pistas! ¡¡Y ahora
estoy arrancando un trozo de un Interceptor Medusa para analizarlo en
el laboratorio!! ¡¿Y me ofreces un puesto de becario?! ¡¿Estás
de coña?!
-Las normas se
aplican para todos, independientemente de su…
-¡Pues quedáoslas
vosotros, panda de novatos, y dejad a los mayores hacer el trabajo!
La comunicación se
cortó abruptamente. El anciano comandante miró el panel durante
unos segundos antes de llamar a otra persona. Cuando esta aceptó la
comunicación, no le dio tiempo ni a saludar.
-¿Se puede saber
quién recomendó al comandante M. Volgrand? -preguntó-. Ha
resultado ser un imbécil.
En algún lugar de
las Pléyades, una Cobra MK3 explotó espectacularmente. La cápsula
de escape salió disparada de la misma, usando un diminuto generador
de salto para saltar a supercrucero y dirigirse a la estación más
cercana. En su interior, el comandante M. Volgrand se agarraba un
pequeño bidón construido con meta aleaciones.
-Tú me has petado
la nave, ¡pero tengo la muestra! ¡Ja! -un panel apareció frente al
comandante, mostrando lo que iba a costarle la recompra y su sonrisa
murió-. Con razón no gano para Anacondas...
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